jueves, 25 de marzo de 2010


Desolación de unos labios marchitos
Con brotes de carne seca,
Lagrimeos latentes, goteantes y húmedos
Embargaron aquella noche,
Donde vuestro cuerpo lanzado como flecha
Mas libre dispuesta a caer en quien fuese…
Mis miradas agónicas, asquerosas limosneaban
De tus movimientos,
Mientras tu esencia me volvía la peor alimaña del cuadrante,
Mis ganas en celos, mis miedos tus andanzas, mi alegría en odio ambiguo,
Mi pena en una suicida que jamás logre ahogar en vasos de alcohol…
Vuestra merced divagaba en sombras ajenas, se hundía en ellas,
Jugaba y desparecía entre luces, miraba con aquella ironía la cual yo conocía,
Esa forma que aun recuerdo intacta, la cual siempre fue una mentira.
Mi boca pregonaba de maldiciones sin discreción alguna,
Conjuraba de lo peor, amordazaba y sofocaba matando
Y renaciendo la amargura potenciada…

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